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EL SUFRIMIENTO DESDE LA PERSPECTIVA CRISTIANA
En la vida de las personas siempre hay problemas, algunos de estos traen sufrimiento, ya sea por pérdidas, otras por recibir ofensas de aquellos a quienes se estima o se ama, por abandono, por pobreza, en fin, innumerables son las situaciones humanas donde vamos a sufrir tribulaciones. No podemos comparar un sufrimiento con otro, el dolor que sufre un vecino nuestro al perder un ser querido, no se puede comparar al dolor propio al tener la misma pérdida, siempre va a existir una diferencia porque los seres humanos somos distintos unos de otros. Podremos percibir cierta similitud pero nunca será igual un sufrimiento que otro. Lo mismo sucede en términos de madurez, no es lo mismo el dolor de la pérdida a los 6 años que a los 60 años, sin embargo, la intensidad puede ser la misma en la misma persona, lo que sucede es que enfrentamos la situación de distinta manera a medida que vamos desarrollándonos como personas.
En una persona cristiana, el dolor de la pérdida no es igual a la de una persona incrédula. Esta última va a tener un duelo muy doloroso e incluso hasta de culpabilidad con relación a la persona que perdió. En cambio, una persona cristiana puede sentir dolor pero al mismo tiempo tendrá el consuelo del gozo al saber que su amada persona está con el Señor.
Pero, estos dolores humanos no se pueden comparar con el dolor del Señor Jesucristo en el huerto de Getsemaní. Sus lágrimas eran humanas porque estaba en un cuerpo de hombre, pero eran lágrimas supremas, lágrimas que caían mezcladas entre agua y sangre. Nunca ser humano alguno podrá sentir el dolor de la soledad que tuvo nuestro Señor en ese lugar, tanto así que el Padre enviò un angel para que le asistiera. Era el dolor de Dios manifestado en Cristo, dolor previo al que tuvo que sentir en la Santa Cruz del Calvario. Dolor físico, dolor psicológico, dolor espiritual. Todos los dolores en uno solo, la agonía y la muerte en la Cruz.
Cuando sintamos dolor por alguna razón en nuestras vidas, miremos la Cruz. Pensemos que en esos momentos no estamos solos y que no es un angel el que viene a consolarnos, sino el mismo Señor Jesucristo que lo hace con su mirada amorosa y compasiva y al mismo tiempo concentrémonos y sintamos el consuelo del Espíritu Santo que mora en nosotros para que podamos al mismo tiempo sentir el gozo de ese consuelo y entregar nuestro dolor a Cristo.
Diácona Elena Montaner
Mat 16:21; Mat 17:12 - Jesús sabía de su sufrimiento.
Mat 20:18-19 - Jesús sabía que resucitaría.
Mat 26:37-39 - Jesús sufrió pero aceptó la Voluntad de su Padre.
Juan 3:14 - Había un propósito con su sufrimiento, el propósito de su Padre
Hechos 3:18 Soberanía de Dios (Santa Voluntad)
Isaías 53 Lo que Dios mismo habló por medio del Profeta
2ª Corintios 12:7-10 - Soportar los sufrimientos con Paciencia. Por amor de su Nombre.
Job 2:3-4 - Cuando el sufrimiento se instala en uno mismo.
Job 2:10 - La aceptación de su Voluntad a pesar de todo.
Job 2:11 - ¿Ir a acompañar o ir a sufrir?
Job 4:6 - Recriminaciones que hunden más en el sufrimiento.
Job 5:8 - Volverse a Dios en el sufrimiento
Job 5:18 - Dios restaura.
Isaías 58:7-12 - Vivir el sufrimiento real no aparente, no quejarse permanentemente. El sufrimiento trae experiencia para comprender a los otros que sufren. Olvidarse del propio sufrimiento.
1 comentario:
he leído attentamente lo publicado por ud. Sra. Montaner y déjeme decirle que es de gran BENDICION, para muchos que de verdd sufren y no encuentran donde refugiarse..sé que ésto fué hace musho tiempo atrás pero de todso modos,le envio mis felicitaciones por su gran aoporte al blog.
todo lo mejor para ud.,
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