domingo, 12 de noviembre de 2017

ENVEJECER CON GRACIA.


Charla-Taller lunes 16 de octubre de 2017 en Iglesia Metodista de Chile sede Valparaíso.
Diaconisa y Maestra Elena Montaner Sepúlveda
Iglesia Cristiana Discípulos de Jesucristo
 

 

En esta oportunidad se han tomado tres ideas básicas para enfocar el tema de la vejez, válidas tanto para personas creyentes jóvenes que están en las etapas iniciales del envejecimiento como  para personas creyentes que ya están viviendo en pleno la vejez. Para estos efectos se ha considerado dividir la Charla en tres partes: 

1ª: Viviendo la recta final.

2ª: El dolor y la muerte.

3ª: El legado. 

¿QUÉ SIGNIFICA   ENVEJECER  CON  GRACIA? 

Se refiere a la actitud de aceptación de  los procesos de envejecimiento, optando por una vida ordenada y digna,  buscando el equilibrio entre  el espíritu, el alma y el cuerpo.

Esto significa  que para envejecer bien debemos preocuparnos de cultivar la vida espiritual, cuidar la vida emocional y cuidar  el cuerpo.
 
El cuerpo se cuidará con un estilo de vida saludable, comiendo alimentos sanos y haciendo ejercicio, durmiendo las horas necesarias para un buen descanso y también respirando en forma correcta y consciente. Cuidar la vida emocional significa que todo problema que tengamos debemos llevarlo a los pies del Señor quien siempre va a tener un propósito en nuestras vidas cuando permite que los problemas se presenten. La oración y meditación en su Palabra o en las experiencias de vida con Él nos ayudarán a superar los traumas antiguos, realizando esto en Sanidad Interior con una Guía o acompañamiento cristiano.  En cuanto a la vida espiritual, mientras más cerca de Dios estemos, mayor disfrute de su gracia tendremos. Dice su Palabra en 2ª. Corintios 9:8  Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra;…”

Cuando se tienen muchos años de vida, envejecer en edad es natural, pero hacerlo con gracia es una opción y envejecer con gracia es posible para todos los que ponen su corazón y su mente en el Dador de la gracia, Jesucristo el Señor.  

EL  VALOR DE ENVEJECER. 

Ser una persona mayor o de tercera edad tiene un significado espiritual como podemos observar en los siguientes versículos: 

Deuteronomio 5:33: Andad en todo el camino que el SEÑOR vuestro Dios os ha mandado, a fin de que viváis y os vaya bien, y prolonguéis {vuestros} días en la tierra que vais a poseer.

Proverbios 16:31: La cabeza canosa es corona de gloria, y se encuentra en el camino de la justicia.

Rut  4:15  Sea él también para ti restaurador de {tu} vida y sustentador de tu vejez; porque tu nuera, que te ama y es de más valor para ti que siete hijos, le ha dado a luz.

Tito 2:2 Los ancianos deben ser sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la perseverancia. 

Toda persona mayor debe ser respetada, merecedora de toda consideración y cariño. Así mismo los más jóvenes deben tener paciencia con los mayores. Si un viejo tiene expresiones o costumbres no adecuadas, se le debe llamar la atención con cariño, con suavidad, como dice en  1ª. Timoteo 5:1 No reprendas con dureza al anciano, sino, {más bien,} exhorta {lo} como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos. 

ALGUNAS PERSONAS MAYORES NOTABLES. 

En la Biblia podemos encontrar variados y abundantes ejemplos de personas mayores que tuvieron impacto en la historia humana por lo extenso de sus vidas. 

      Adán vivió un total de 930 años. 

       Enoc, a los 65 años engendró a Matusalén. Fue un gran ejemplo para su hijo en cuanto a la relación íntima que tenía con Dios, vivió 365 años.  

      La Biblia dice: “En total, Enoc vivió 365 años, y como anduvo fielmente con Dios, un día desapareció porque Dios se lo llevó.” (Génesis 5:23, 24) 

      Matusalén, a los 187 años engendró a Lamec, padre de Noé.  Matusalén  fue abuelo de Noé y  el hombre de más edad en la historia bíblica, vivió hasta los 969 años. 

       Noé, era biznieto de Enoc, y cuando Dios le encargó que construyera el arca, tenía más de 500 años. 

·        Abram tenía 75 años cuando Dios lo llamó, pero fue a los 86 años cuando engendró a su hijo Ismael de la esclava Agar. Después a los 100 años engendró a Isaac. Sara su mujer tenía 90 años cuando concibió a Isaac. 

·        Moisés tenía 80 años cuando Dios lo llamó para volver a Egipto para sacar de la esclavitud al pueblo hebreo. Murió siendo el líder de su pueblo a los 120 años. 

·        Josué tenía 80 años cuando Dios le dijo que condujera a los hebreos a la Tierra Prometida. Murió a los 110 años. 

·        Zacarías y su esposa eran ya de avanzada edad cuando Dios les avisó que tendrían a Juan el Bautista. Lucas 1:18 “…yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada”. Ellos tenía dudas pero Dios los usó igual. 

·        El apóstol Juan escribió el Apocalipsis en la isla de Patmos, probablemente cuando tenía más de 90 años. 

·        Pablo dijo de sí mismo que era ya anciano cuando estaba preso  pero lo único que deseaba era ser libre y seguir predicando el evangelio del Señor Jesucristo “más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo” (Filemón 1:9) 

Los hombres y mujeres de la Biblia que eran de tercera edad y también cuarta edad, eran personas totalmente sumisas y sujetas a Dios, con una fe extraordinaria y por eso tenían las fuerzas para hacer lo que Dios les encomendaba. Nosotros a nuestra edad también podemos tener una relación estrecha con el Señor y cumplir sus propósitos.

Dada nuestra condición de personas mayores, con experiencia de vida y cristianos, estamos en condiciones de comprender cuál es la Voluntad de Dios en nuestras vidas, pues estamos más quietos y reflexivos, permitiendo con esto que podamos ser siervos útiles al Señor. 

1ª. PARTE: VIVIENDO  LA  RECTA  FINAL  

La vida es una carrera que todos los creyentes realizamos. No sabemos cuánto tiempo nos tomará este proceso, no sabemos cuánto tiempo vamos a vivir para experimentar todo lo que nos depara una carrera como esta. Pero una cosa tenemos claro y está dicho en Apocalipsis 3:21  “Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono”. Debemos pensar en lo que vamos a vencer en esta carrera. Por de pronto son los obstáculos. El principal es nuestro propio pecado que puede impedirnos llegar a la meta de manera triunfante. Triunfar en esta carrera es vivir una vida de acuerdo a la voluntad de Dios, en obediencia y confiando que Él siempre nos sostendrá hasta en los mayores obstáculos que nos enfrentemos en esta carrera que es la vida. Si somos capaces de tomar conciencia de nuestros pecados y luego exponerlos al Señor, Él con su inmenso poder nos quitará aquello que puede ser un tropiezo en esta carrera. Pero también debemos tomar en cuenta que tal vez nunca lo quitará y entonces la carrera será más difícil y dolorosa. Pero si tenemos claro la meta a la que llegaremos, eso nos dará las fuerzas necesarias para triunfar.  

Es así que lo más importante es que nuestras vidas están en una recta final hacia una meta clara prometida por el Señor.  Ya no es necesario dar vueltas en torno a un mismo lugar o doblar en algunas esquina de la vida o retroceder, sino que sencillamente nos dedicaremos a recorrer la recta final que nos conduce a esta meta tan clara que nos promete el Señor, esto es la Vida Eterna en donde podremos disfrutar de la Gloria de Dios. Mientras recorremos esta recta final es necesario experimentar la vida tal como nos toca vivirla, pero hacerlo en el gozo de la gracia de Dios.  Esa gracia a la cual todos podemos acceder en el camino de la vida asumiendo este camino como pequeños Cristos, imitadores del Admirable que entregó su vida por nosotros y que resucitó para nuestra salvación.  

Todos en algún momento jubilamos. ¿Por qué jubilar? Es porque empezaremos  a  recorrer la recta final. En esta situación vamos a tomar en cuenta algunos aspectos para reflexionar: 

1.     Jubilar no es solo por dejar de trabajar o retirarse solo para descansar, para vacacionar. Lo que hemos aprendido es la idea de descansar dejando el trabajo y poder disfrutar. Aunque no es malo esto, buscaremos la verdadera razón por la cual queremos jubilar. Exponer al Señor en oración nuestro deseo de jubilar o al hacerlo, ver qué quiere Él para nuestras vidas una vez que estemos fuera del trabajo que teníamos. 

2.     En la Biblia no está el concepto de jubilación, solo existe una referencia en Número 8:25: “Pero desde los cincuenta años cesarán de ejercer su ministerio, y nunca más lo ejercerán”. Refiriéndose a los miembros de la tribu de Leví que eran ayudantes de los sacerdotes en el tabernáculo. No se explica más allá las razones, pero podríamos deducir que tal vez a los 50 años ya no estaban tan ágiles o sencillamente era porque otros que eran jóvenes debían tomar ese cargo como un privilegio a disfrutar. 

3.     Pensar en tener un buen proyecto de vida como persona de la tercera edad nos ayudará a ordenar nuestra vida, a aprovechar mejor el tiempo y servir al prójimo, ya sea en la iglesia o en el hogar. Nos ayudará a definir una misión. Dice Jeremías 29:11: ``Porque yo sé los planes que tengo para vosotros" --declara el SEÑOR-- ``planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.” 

4.     Pensar que jubilar es para vivir y no para “echarse a morir”. Algunas personas se dejan morir porque han perdido el sentido de la vida cuando jubilan y no tienen  un nuevo proyecto de vida. Esforcémonos por armar este proyecto nuevo para esta etapa nueva de nuestras vidas, teneos lo necesario para hacerlo bien. Dice  Job 12:12  En los ancianos está la sabiduría, y {en} largura de días el entendimiento”. 

5.     Soledad, pérdida de propósito, depresión, sentimientos de inutilidad, ansiedad, temor del futuro, y otro sinnúmero de emociones son comunes en los jubilados. Enfermedades y a veces la muerte suele ocurrir. Los más jóvenes no deberían ignorar estos dolorosos estados de una persona mayor. No es posible que una persona que trabajó mucho en su vida, que formó una familia, que ayudó en todo lo que le era posible termine sus días en un estado o condición de soledad y tristeza. Es deber de las iglesias y de todas las instituciones del mundo secular, crear programas de acompañamiento y consuelo para las personas mayores que están solas. 

6.     “El simple todo lo cree; más el avisado mira bien sus pasos” (Proverbios 14:15). Decidirse a jubilar debe ser bien pensado y planificado. La oración específica en esa dirección es la idea. Jubilar y no saber cuál es el propósito de Dios en nuestra vida es un error que solo conlleva soledad y tristeza. 

7.     Es importante el autoconocimiento. Saber lo que se quiere hacer nace en una claridad de pensamiento sobre sí mismo: Como Pablo dijo en Filipenses 3:13: “…pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante”. Esto es, obedeciendo al Señor en lo que Él ha decidido que hagamos en el tiempo que nos queda. 

Filipenses 3:13,14   “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” 

¿Cómo vivir la recta final?  

1. Viviendo en el Aquí y el Ahora, cada segundo, cada minuto, disfrutando que podemos respirar, que aún estamos vivos, usando cada uno de nuestros sentidos. Buscando la tranquilidad, la quietud para meditar y orar en las cosas de nuestro Creador.  

2. No olvidar nunca que el Señor Jesucristo, nuestro Salvador, pagó un precio muy caro por cada uno de nosotros, de modo que nuestro tiempo que nos queda es oro. Llevar una vida lo más ordenada  posible. 

3. Descubrir cuál es el propósito que el Señor tiene para con nosotros. Queremos ser siervos y siervas útiles para Él. 

4. Buscar siempre la Voluntad de Dios cuando tenemos que tomar decisiones. Hasta la más simple decisión ponerla en manos del Consejero, el Admirable, el que tiene todo el Poder y que nos conoce mejor que nosotros mismos.  

5. Buscar ayuda para elaborar un buen proyecto de vida para vivir una vejez en la gracia.    Para elaborar un buen proyecto de vida para la etapa de vejez es conveniente tener acompañamiento. Ser guiados por una persona que tenga los conocimientos necesarios para que nos ayude a elaborar nuestro proyecto. 

6. Buscar la Sanidad Interior. Dios puede sanar las heridas del pasado y ayudarnos a perdonar. La Sanidad Interior es un dispositivo espiritual que nos ayuda a identificar aquellas piedras de tropieza o barreras que tenemos en el alma y que generalmente es la falta de perdón. 

Taller: Recordar al menos dos hechos impactantes y maravillosos que el Señor ha hecho en su vida y compartirlo con los miembros de la iglesia. Dice el Señor en 1ª. Crónicas 16:12 “Haced memoria de las maravillas que ha hecho”.

Esta es una edad en que debemos valorar con más fuerza las maravillas que el Señor ha hecho en nosotros.  Para eso recordar es crucial.

Usted puede abrir una cuaderno que esté destinado solo a anotar aquellos hechos impactantes de su vida en que usted nota que el Señor su Dios ha obrado. 

2ª. PARTE: EL  DOLOR  Y  LA  MUERTE 

      Enfermedad del cuerpo. El dolor. 

       Enfermedad del alma. El dolor. 

Nuestra vejez se manifiesta en: dolores de artrosis, problemas cardíacos, problemas en distintos órganos de nuestro cuerpo. Pero recordemos que la Biblia nos dice que somos: espíritu, alma y cuerpo por lo que buscaremos el equilibrio para superar el dolor, como también buscar el significado del dolor. 

1ª. Tesalonicenses 5:23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.  

Si bien es cierto nuestro cuerpo se deteriora paso a paso, nuestra alma se expande lo necesario para transmitir la buena comunicación con el Señor y nuestro espíritu se relaciona con el Espíritu Santo a medida que nuestra fe aumenta con el tiempo. Los dolores del cuerpo y del alma se mitigan con establecer una relación íntima con Dios nuestro Padre Celestial. Podemos hacerlo porque el mismo Señor Jesús dijo en Juan 14:9 “Jesús le dice: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? Entonces veamos al Varón de Dolores cuando estemos en dolor y junto con Él al Padre que lo dio para Salvación. 

Isaías 53:3-5
53:3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. 

53:4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 

53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 

No queremos que el dolor nos separe de Cristo, al contrario, el dolor es para acercarnos más a Él que  sabe de dolor porque lo sufrió en su cuerpo y en su alma desde los azotes hasta la muerte en la cruz. Consideremos lo siguiente:

      El dolor tiene un significado. Cuando lo comprendemos nuestros dolores disminuyen. Existe una raíz en el dolor del cuerpo. Todo sufrimiento del pasado que no hemos solucionado en el ámbito del perdón.

       Cuando logramos comprender el dolor, podemos hacer una oración específica para pedirle a nuestro Salvador que nos sane. Pero logramos comprender cuando somos guiados ya sea en Discipulado o en Sanidad Interior.

       El cuerpo habla, si bien es cierto existe un deterioro natural o bien son las consecuencias de nuestras decisiones equívoca de cómo llevar nuestras vidas desde la juventud. Cuando somos jóvenes no somos capaces de tener un pensamiento anticipatorio  y visualizar nuestra vejez. Así, tomamos decisiones equivocadas en torno a nuestro cuerpo, alma y espíritu. 

El dolor del alma más grande que puede sufrir una persona de tercera edad es:

      El rechazo a su persona

      El maltrato físico o psicológico

      La soledad, el abandono.  

Es bueno que una persona de tercera edad en aflicción reciba guía, apoyo y consuelo espiritual   para ser ayudado en la superación de estos tres aspectos. 

Isaías 41:10
No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia. 

1ª. Timoteo 5:5
Pero la que en verdad es viuda y se ha quedado sola, tiene puesta su esperanza en Dios y continúa en súplicas y oraciones noche y día. 

Frente al dolor que sentimos por los síntomas de enfermedades que deterioran, como la artrosis u otros, lo mejor  es buscar al Señor para entregar nuestro sufrimiento. No permitir que el dolor nos separe de Él, sino al contrario que nos acerque cada vez más.  

¿Y la  Muerte?  

Muchas personas se preocupan con la Muerte. Tienen miedo.  

Muchas personas que aún no aceptan entregar su vida al Señor Jesucristo tienen temor porque no saben dónde estarán cuando mueran. 

Muchas personas incluso tienen miedo sobre cómo morirán, porque temen el dolor.

¿Cómo superar este miedo? 

      Todos vamos a morir un día, no sabemos cuándo. Solo Dios lo sabe. 

       El miedo se supera cuando comprendemos y aceptamos la Voluntad de Dios en nuestras vidas. Cuando aprendemos a depender en todo de Él. 

       Logramos superar el dolor de la partida de un ser amado cuando hemos comprendido la Voluntad y el Poder de Dios en nuestras vidas, cuando nos sujetamos a Él, cuando obedecemos. 

En las Sagradas Escrituras está lo que el Señor Jesús ha dicho para nuestra consolación y superación del miedo… 

La Biblia dice que el cielo es un lugar real en Juan 14:1-3  “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”

Hechos 20:24 
Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. 

El miedo a la muerte se supera cuando dejamos de estimar nuestra vida como preciosa para nosotros mismos. Nuestro Salvador es más importante y cumplir la Gran Comisión.  

Mateo 28:19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 

3ª. PARTE:    EL LEGADO    

Las personas de tercera y cuarta edad somos una generación con una gran responsabilidad:

Debemos dejar un legado a nuestros hijos, nietos, biznietos, sobrinos, hijos de nuestros amigos, vecinos, compañeros de trabajo, etc. Especialmente si en nuestra familia aún existen parientes que no aceptan todavía al Señor.

Envejecer es ir camino a la Vida Eterna, por eso envejecemos con la esperanza de vida, por lo que debemos producir fruto.

Un árbol pasa por etapas en su desarrollo hasta que llega al punto de dar fruto. ¿Estamos dando fruto?

¿O nos quejamos de nuestras circunstancias y agotamos a otros que esperan vivir vidas plenas? Si hacemos eso, no estamos dando  fruto, al contrario hacemos que los jóvenes teman lo inevitable: envejecer y  menos que tengan fe en el Señor.

¿Y cómo podemos dar fruto? Aparte de ser activos en la iglesia y tener una misión, también es fruto el legado que dejamos.  

El mejor legado es vivir la vida con gozo en el Señor, contentos de todavía estar vivos para dar testimonio de Él, para dejar un legado de fe, de confianza en Dios, de aceptación de su Voluntad, de obediencia, de estar sujetos a Cristo y dejar que el Espíritu Santo nos guíe a toda verdad. 

En esta carta Pablo recuerda a Timoteo el legado de fe que le dejó su abuela y su madre Eunice…

2ª.  Timoteo 1:4-8
1:4 deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo; 

1:5 trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. 

2 Timoteo 3:15 
“... y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras,  las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.” 

Los jóvenes pueden aprender lecciones valiosas de los ancianos. 

“Aun en la vejez y las canas, Oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir”. Salmo 71:18 

TALLER: Escribir una breve carta a un nieto para darle testimonio escrito de su experiencia cristiana, de su experiencia con el Señor Jesucristo. Es una carta que enviará por correo terrestre.  

CONCLUSIONES 

1.     Envejecer con gracia es la clave que se evidencia cuando aceptamos el proceso de envejecimiento por la gracia que otorga nuestro Señor Jesucristo. 

2.     Cuidar nuestra salud para evitar enfermedades que nos ocasionan mucho dolor.  

3.     Tener un buen proyecto de vida, considerando la sanidad interior y una misión. 

4.     No permitir que el dolor nos separa del Señor Jesús. 

5.     Mirar la Muerte como natural y pensar en la promesa de la Vida Eterna con el Señor. 

6.     Cuidar el testimonio para dejar un legado de fe a todos los que nos rodean.

 

¡Que el Señor bendiga  nuestras vidas!