Charla-Taller lunes 16 de octubre de 2017 en Iglesia Metodista de Chile sede Valparaíso.
Diaconisa y Maestra Elena Montaner Sepúlveda
Iglesia Cristiana Discípulos de Jesucristo
En
esta oportunidad se han tomado tres ideas básicas para enfocar el tema de la
vejez, válidas tanto para personas creyentes jóvenes que están en las etapas
iniciales del envejecimiento como para
personas creyentes que ya están viviendo en pleno la vejez. Para estos efectos
se ha considerado dividir la Charla en tres partes:
1ª: Viviendo la recta final.
2ª: El dolor y la muerte.
3ª: El legado.
¿QUÉ SIGNIFICA ENVEJECER
CON GRACIA?
Se
refiere a la actitud de aceptación de
los procesos de envejecimiento, optando por una vida ordenada y digna, buscando el equilibrio entre el espíritu, el alma y el cuerpo.
Esto
significa que para envejecer bien
debemos preocuparnos de cultivar la vida espiritual, cuidar la vida emocional y
cuidar el cuerpo.
El
cuerpo se cuidará con un estilo de vida saludable, comiendo alimentos sanos y
haciendo ejercicio, durmiendo las horas necesarias para un buen descanso y
también respirando en forma correcta y consciente. Cuidar la vida emocional
significa que todo problema que tengamos debemos llevarlo a los pies del Señor
quien siempre va a tener un propósito en nuestras vidas cuando permite que los
problemas se presenten. La oración y meditación en su Palabra o en las
experiencias de vida con Él nos ayudarán a superar los traumas antiguos,
realizando esto en Sanidad Interior con una Guía o acompañamiento cristiano. En cuanto a la vida espiritual, mientras más
cerca de Dios estemos, mayor disfrute de su gracia tendremos. Dice su Palabra en
2ª. Corintios 9:8 “Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros, a fin de que
teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda
buena obra;…”
Cuando
se tienen muchos años de vida, envejecer en edad es natural, pero hacerlo con
gracia es una opción y envejecer con gracia es posible para todos los que ponen
su corazón y su mente en el Dador de la gracia, Jesucristo el Señor.
EL VALOR DE ENVEJECER.
Ser una persona mayor o
de tercera edad tiene un significado espiritual como podemos observar en los
siguientes versículos:
Deuteronomio 5:33: Andad
en todo el camino que el SEÑOR vuestro Dios os ha mandado, a fin de que viváis
y os vaya bien, y prolonguéis {vuestros} días en la tierra que vais a poseer.
Proverbios 16:31: La cabeza canosa es corona de gloria, y se encuentra en el camino de
la justicia.
Rut
4:15 Sea
él también para ti restaurador de {tu} vida y sustentador de tu vejez; porque
tu nuera, que te ama y es de más valor para ti que siete hijos, le ha dado a
luz.
Tito 2:2 Los ancianos deben ser sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en
el amor, en la perseverancia.
Toda persona mayor debe
ser respetada, merecedora de toda consideración y cariño. Así mismo los más
jóvenes deben tener paciencia con los mayores. Si un viejo tiene expresiones o
costumbres no adecuadas, se le debe llamar la atención con cariño, con
suavidad, como dice en 1ª. Timoteo 5:1 No reprendas con dureza
al anciano, sino, {más bien,} exhorta {lo} como a padre; a los más jóvenes,
como a hermanos.
ALGUNAS PERSONAS MAYORES
NOTABLES.
En
la Biblia podemos encontrar variados y abundantes ejemplos de personas mayores
que tuvieron impacto en la historia humana por lo extenso de sus vidas.
•
Adán vivió un total de
930 años.
•
Enoc, a los 65 años engendró
a Matusalén. Fue un gran ejemplo para su hijo en cuanto a la relación íntima
que tenía con Dios, vivió 365 años.
•
La Biblia dice: “En
total, Enoc vivió 365 años, y como anduvo fielmente con Dios, un día
desapareció porque Dios se lo llevó.” (Génesis 5:23, 24)
•
Matusalén, a los 187 años
engendró a Lamec, padre de Noé.
Matusalén fue abuelo de Noé
y el hombre de más edad en la historia
bíblica, vivió hasta los 969 años.
•
Noé, era biznieto de
Enoc, y cuando Dios le encargó que construyera el arca, tenía más de 500 años.
·
Abram tenía 75 años
cuando Dios lo llamó, pero fue a los 86 años cuando engendró a su hijo Ismael
de la esclava Agar. Después a los 100 años engendró a Isaac. Sara su mujer
tenía 90 años cuando concibió a Isaac.
·
Moisés tenía 80 años
cuando Dios lo llamó para volver a Egipto para sacar de la esclavitud al pueblo
hebreo. Murió siendo el líder de su pueblo a los 120 años.
·
Josué tenía 80 años
cuando Dios le dijo que condujera a los hebreos a la Tierra Prometida. Murió a
los 110 años.
·
Zacarías y su esposa eran
ya de avanzada edad cuando Dios les avisó que tendrían a Juan el Bautista.
Lucas 1:18 “…yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada”. Ellos tenía dudas
pero Dios los usó igual.
·
El apóstol Juan escribió
el Apocalipsis en la isla de Patmos, probablemente cuando tenía más de 90 años.
·
Pablo dijo de sí mismo
que era ya anciano cuando estaba preso
pero lo único que deseaba era ser libre y seguir predicando el evangelio
del Señor Jesucristo “más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya
anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo” (Filemón 1:9)
Los hombres y mujeres de
la Biblia que eran de tercera edad y también cuarta edad, eran personas
totalmente sumisas y sujetas a Dios, con una fe extraordinaria y por eso tenían
las fuerzas para hacer lo que Dios les encomendaba. Nosotros a nuestra edad
también podemos tener una relación estrecha con el Señor y cumplir sus
propósitos.
Dada nuestra condición de
personas mayores, con experiencia de vida y cristianos, estamos en condiciones
de comprender cuál es la Voluntad de Dios en nuestras vidas, pues estamos más
quietos y reflexivos, permitiendo con esto que podamos ser siervos útiles al
Señor.
1ª. PARTE: VIVIENDO LA RECTA FINAL
La
vida es una carrera que todos los creyentes realizamos. No sabemos cuánto
tiempo nos tomará este proceso, no sabemos cuánto tiempo vamos a vivir para
experimentar todo lo que nos depara una carrera como esta. Pero una cosa
tenemos claro y está dicho en Apocalipsis 3:21 “Al que salga vencedor le daré el derecho
de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre
en su trono”. Debemos pensar en lo que vamos a vencer en esta carrera. Por de
pronto son los obstáculos. El principal es nuestro propio pecado que puede
impedirnos llegar a la meta de manera triunfante. Triunfar en esta carrera es
vivir una vida de acuerdo a la voluntad de Dios, en obediencia y confiando que
Él siempre nos sostendrá hasta en los mayores obstáculos que nos enfrentemos en
esta carrera que es la vida. Si somos capaces de tomar conciencia de nuestros
pecados y luego exponerlos al Señor, Él con su inmenso poder nos quitará
aquello que puede ser un tropiezo en esta carrera. Pero también debemos tomar
en cuenta que tal vez nunca lo quitará y entonces la carrera será más difícil y
dolorosa. Pero si tenemos claro la meta a la que llegaremos, eso nos dará las
fuerzas necesarias para triunfar.
Es
así que lo más importante es que nuestras vidas están en una recta final hacia
una meta clara prometida por el Señor. Ya
no es necesario dar vueltas en torno a un mismo lugar o doblar en algunas
esquina de la vida o retroceder, sino que sencillamente nos dedicaremos a
recorrer la recta final que nos conduce a esta meta tan clara que nos promete
el Señor, esto es la Vida Eterna en donde podremos disfrutar de la Gloria de
Dios. Mientras recorremos esta recta final es necesario experimentar la vida
tal como nos toca vivirla, pero hacerlo en el gozo de la gracia de Dios. Esa gracia a la cual todos podemos acceder en el camino
de la vida asumiendo este camino como pequeños Cristos, imitadores del
Admirable que entregó su vida por nosotros y que resucitó para nuestra
salvación.
Todos en algún momento
jubilamos. ¿Por qué jubilar? Es
porque empezaremos a recorrer la recta final. En esta situación
vamos a tomar en cuenta algunos aspectos para reflexionar:
1.
Jubilar
no es solo por dejar de trabajar o retirarse solo para descansar, para
vacacionar. Lo que hemos aprendido es la idea de descansar dejando el trabajo y
poder disfrutar. Aunque no es malo esto, buscaremos la verdadera razón por la
cual queremos jubilar. Exponer al Señor en oración nuestro deseo de jubilar o
al hacerlo, ver qué quiere Él para nuestras vidas una vez que estemos fuera del
trabajo que teníamos.
2. En la Biblia no está el concepto de
jubilación, solo existe una referencia en Número 8:25: “Pero desde los
cincuenta años cesarán de ejercer su ministerio, y nunca más lo ejercerán”.
Refiriéndose a los miembros de la tribu de Leví que eran ayudantes de los
sacerdotes en el tabernáculo. No
se explica más allá las razones, pero podríamos deducir que tal vez a los 50
años ya no estaban tan ágiles o sencillamente era porque otros que eran jóvenes
debían tomar ese cargo como un privilegio a disfrutar.
3. Pensar en tener un buen
proyecto de vida como persona de la tercera edad nos ayudará a ordenar nuestra
vida, a aprovechar mejor el tiempo y servir al prójimo, ya sea en la iglesia o
en el hogar. Nos ayudará a definir una misión. Dice Jeremías 29:11: ``Porque yo sé los planes que tengo para
vosotros" --declara el SEÑOR-- ``planes de bienestar y no de calamidad,
para daros un futuro y una esperanza.”
4. Pensar que jubilar es
para vivir y no para “echarse a morir”. Algunas personas se dejan morir porque
han perdido el sentido de la vida cuando jubilan y no tienen un nuevo proyecto de vida. Esforcémonos por
armar este proyecto nuevo para esta etapa nueva de nuestras vidas, teneos lo
necesario para hacerlo bien. Dice Job
12:12 “En los ancianos
está la sabiduría, y {en} largura de días el entendimiento”.
5. Soledad, pérdida de
propósito, depresión, sentimientos de inutilidad, ansiedad, temor del futuro, y
otro sinnúmero de emociones son comunes en los jubilados. Enfermedades y a
veces la muerte suele ocurrir. Los más jóvenes no deberían ignorar estos
dolorosos estados de una persona mayor. No es posible que una persona que
trabajó mucho en su vida, que formó una familia, que ayudó en todo lo que le
era posible termine sus días en un estado o condición de soledad y tristeza. Es
deber de las iglesias y de todas las instituciones del mundo secular, crear
programas de acompañamiento y consuelo para las personas mayores que están
solas.
6. “El simple todo lo cree; más el avisado mira bien
sus pasos” (Proverbios 14:15). Decidirse a jubilar debe ser bien pensado y
planificado. La oración específica en esa dirección es la idea. Jubilar y no
saber cuál es el propósito de Dios en nuestra vida es un error que solo
conlleva soledad y tristeza.
7. Es importante el
autoconocimiento. Saber lo que se quiere hacer nace en una claridad de
pensamiento sobre sí mismo: Como Pablo dijo en Filipenses 3:13: “…pero una cosa
hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está
delante”. Esto es, obedeciendo al Señor en lo que Él ha decidido que hagamos en
el tiempo que nos queda.
Filipenses
3:13,14 “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya
alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y
extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio
del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
¿Cómo vivir la recta final?
1. Viviendo en el Aquí y el
Ahora, cada segundo, cada minuto, disfrutando que podemos respirar, que aún
estamos vivos, usando cada uno de nuestros sentidos. Buscando la tranquilidad,
la quietud para meditar y orar en las cosas de nuestro Creador.
2. No olvidar nunca que el Señor Jesucristo, nuestro Salvador, pagó un
precio muy caro por cada uno de nosotros, de modo que nuestro tiempo que nos
queda es oro. Llevar una vida lo más ordenada
posible.
3. Descubrir cuál es el
propósito que el Señor tiene para con nosotros. Queremos ser siervos y siervas
útiles para Él.
4. Buscar siempre la Voluntad de Dios cuando tenemos que tomar
decisiones. Hasta la más simple decisión ponerla en manos del Consejero, el
Admirable, el que tiene todo el Poder y que nos conoce mejor que nosotros
mismos.
5. Buscar ayuda para elaborar un buen proyecto de vida para vivir una
vejez en la gracia. Para elaborar un buen proyecto de vida para
la etapa de vejez es conveniente tener acompañamiento. Ser guiados por una
persona que tenga los conocimientos necesarios para que nos ayude a elaborar
nuestro proyecto.
6. Buscar la Sanidad Interior. Dios puede sanar las heridas del pasado
y ayudarnos a perdonar. La Sanidad Interior es un dispositivo espiritual
que nos ayuda a identificar aquellas piedras de tropieza o barreras que tenemos
en el alma y que generalmente es la falta de perdón.
Taller: Recordar al menos dos
hechos impactantes y maravillosos que el Señor ha hecho en su vida y
compartirlo con los miembros de la iglesia. Dice el Señor en 1ª. Crónicas
16:12 “Haced memoria de las maravillas que ha hecho”.
Esta es una edad en que debemos valorar con más fuerza las maravillas
que el Señor ha hecho en nosotros. Para
eso recordar es crucial.
Usted puede abrir una cuaderno que esté destinado solo a anotar
aquellos hechos impactantes de su vida en que usted nota que el Señor su Dios
ha obrado.
2ª.
PARTE: EL DOLOR Y
LA MUERTE
•
Enfermedad del cuerpo. El dolor.
•
Enfermedad del alma. El dolor.
Nuestra vejez se manifiesta en: dolores de
artrosis, problemas cardíacos, problemas en distintos órganos de nuestro
cuerpo. Pero recordemos que la Biblia nos dice que somos: espíritu, alma y
cuerpo por lo que buscaremos el equilibrio para superar el dolor, como también
buscar el significado del dolor.
1ª.
Tesalonicenses 5:23 Y el mismo Dios de paz os
santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea
guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Si bien es
cierto nuestro cuerpo se deteriora paso a paso, nuestra alma se expande lo
necesario para transmitir la buena comunicación con el Señor y nuestro espíritu
se relaciona con el Espíritu Santo a medida que nuestra fe aumenta con el tiempo.
Los dolores del cuerpo y del alma se mitigan con establecer una relación íntima
con Dios nuestro Padre Celestial. Podemos hacerlo porque el mismo Señor Jesús
dijo en Juan 14:9 “Jesús le dice: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y
no me has conocido, Felipe? El que me ha visto, ha visto al Padre; ¿cómo, pues,
dices tú: Muéstranos el Padre? Entonces
veamos al Varón de
Dolores cuando estemos en dolor y junto con Él al Padre que lo dio para
Salvación.
Isaías 53:3-5
53:3 Despreciado y desechado entre los
hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de
él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
53:4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
No queremos
que el dolor nos separe de Cristo, al contrario, el dolor es para acercarnos
más a Él que sabe de dolor porque lo
sufrió en su cuerpo y en su alma desde los azotes hasta la muerte en la cruz. Consideremos
lo siguiente:
•
El dolor tiene un significado. Cuando lo comprendemos nuestros dolores
disminuyen. Existe una raíz en el dolor del cuerpo. Todo sufrimiento del pasado
que no hemos solucionado en el ámbito del perdón.
•
Cuando logramos comprender el
dolor, podemos hacer una oración específica para pedirle a nuestro Salvador que
nos sane. Pero logramos comprender cuando somos guiados ya sea en Discipulado o
en Sanidad Interior.
•
El cuerpo habla, si bien es
cierto existe un deterioro natural o bien son las consecuencias de nuestras
decisiones equívoca de cómo llevar nuestras vidas desde la juventud. Cuando somos
jóvenes no somos capaces de tener un pensamiento anticipatorio y visualizar nuestra vejez. Así, tomamos
decisiones equivocadas en torno a nuestro cuerpo, alma y espíritu.
El dolor del alma más grande que puede sufrir una persona de tercera
edad es:
•
El rechazo a su persona
•
El maltrato físico o psicológico
•
La soledad, el abandono.
Es bueno que
una persona de tercera edad en aflicción reciba guía, apoyo y consuelo
espiritual para ser ayudado en la
superación de estos tres aspectos.
Isaías 41:10
No temas, porque yo estoy contigo; no
te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré,
sí, te sostendré con la diestra de mi justicia.
1ª. Timoteo 5:5
Pero la que en verdad es viuda y se ha
quedado sola, tiene puesta su esperanza en Dios y continúa en súplicas y
oraciones noche y día.
Frente al
dolor que sentimos por los síntomas de enfermedades que deterioran, como la
artrosis u otros, lo mejor es buscar al
Señor para entregar nuestro sufrimiento. No permitir que el dolor nos separe de
Él, sino al contrario que nos acerque cada vez más.
¿Y la Muerte?
Muchas personas se preocupan con la Muerte. Tienen miedo.
Muchas personas que aún no aceptan entregar su vida al Señor Jesucristo
tienen temor porque no saben dónde estarán cuando mueran.
Muchas personas incluso tienen miedo sobre cómo morirán, porque temen
el dolor.
¿Cómo superar
este miedo?
•
Todos vamos a morir un día, no sabemos cuándo. Solo Dios lo sabe.
•
El miedo se supera cuando
comprendemos y aceptamos la Voluntad de Dios en nuestras vidas. Cuando
aprendemos a depender en todo de Él.
•
Logramos superar el dolor de la
partida de un ser amado cuando hemos comprendido la Voluntad y el Poder de Dios
en nuestras vidas, cuando nos sujetamos a Él, cuando obedecemos.
En las Sagradas
Escrituras está lo que el Señor Jesús ha dicho para nuestra consolación y
superación del miedo…
La Biblia
dice que el cielo es un lugar real en Juan 14:1-3 “No se turbe vuestro corazón; creéis en
Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no
fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si
me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para
que donde yo estoy, vosotros también estéis.”
Hechos 20:24
“Pero de ninguna cosa
hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi
carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar
testimonio del evangelio de la gracia de Dios”.
El miedo a la muerte se supera cuando dejamos de estimar nuestra vida
como preciosa para nosotros mismos. Nuestro Salvador es más importante y
cumplir la Gran Comisión.
Mateo 28:19 Por
tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
3ª.
PARTE: EL LEGADO
Las personas
de tercera y cuarta edad somos una generación con una gran responsabilidad:
Debemos dejar
un legado a nuestros hijos, nietos, biznietos, sobrinos, hijos de nuestros
amigos, vecinos, compañeros de trabajo, etc. Especialmente si en nuestra
familia aún existen parientes que no aceptan todavía al Señor.
Envejecer es
ir camino a la Vida Eterna, por eso envejecemos con la esperanza de vida, por
lo que debemos producir fruto.
Un árbol pasa
por etapas en su desarrollo hasta que llega al punto de dar fruto. ¿Estamos
dando fruto?
¿O nos
quejamos de nuestras circunstancias y agotamos a otros que esperan vivir vidas
plenas? Si hacemos eso, no estamos dando
fruto, al contrario hacemos que los jóvenes teman lo inevitable:
envejecer y menos que tengan fe en el
Señor.
¿Y cómo podemos dar fruto? Aparte de ser activos en la iglesia y tener
una misión, también es fruto el legado que dejamos.
El mejor legado es vivir la
vida con gozo en el Señor, contentos de todavía estar vivos para dar testimonio
de Él, para dejar un legado de fe, de confianza en Dios, de aceptación de su
Voluntad, de obediencia, de estar sujetos a Cristo y dejar que el Espíritu
Santo nos guíe a toda verdad.
En esta carta Pablo recuerda a Timoteo el legado de fe que le dejó su
abuela y su madre Eunice…
2ª.
Timoteo 1:4-8
1:4 deseando verte, al acordarme de tus
lágrimas, para llenarme de gozo;
1:5 trayendo a la memoria la fe no
fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre
Eunice, y estoy seguro que en ti también.
2 Timoteo 3:15
“... y que desde la niñez has sabido
las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la
salvación por la fe que es en Cristo Jesús.”
Los jóvenes
pueden aprender lecciones valiosas de los ancianos.
“Aun en la vejez y las canas, Oh Dios,
no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a
todos los que han de venir”. Salmo 71:18
TALLER: Escribir una breve carta
a un nieto para darle testimonio escrito de su experiencia cristiana, de su
experiencia con el Señor Jesucristo. Es una carta que enviará por correo
terrestre.
CONCLUSIONES
1. Envejecer con gracia es
la clave que se evidencia cuando aceptamos el proceso de envejecimiento por la
gracia que otorga nuestro Señor Jesucristo.
2. Cuidar nuestra salud para
evitar enfermedades que nos ocasionan mucho dolor.
3. Tener un buen proyecto de
vida, considerando la sanidad interior y una misión.
4. No permitir que el dolor
nos separa del Señor Jesús.
5. Mirar la Muerte como
natural y pensar en la promesa de la Vida Eterna con el Señor.
6. Cuidar el testimonio para
dejar un legado de fe a todos los que nos rodean.
¡Que el Señor bendiga nuestras
vidas!